Abel tiene una papeleta más complicada. Este ambiente enrarecido que se vive en su vestuario de ofertas por las estrellas o de enfados de gente como Maniche o Seitaridis no beneficia a nadie. Me recuerda los tiempos de Rubí en los que los futbolistas hablaban de su futuro, pasaban del calendario y al final se cayó en Segunda. Es prioritario que su gente asuma la responsabilidad de la Champions. En caso contrario saldrán partidos como los de Mallorca y la sensación que los rojiblancos solamente se dejan el alma ante los grandes, su mejor escaparate para enseñar sus virtudes y pensar en un traspaso millonario. Forlán ha reaccionado a tiempo asegurando que ahora pasa de Inglaterra. Sería positivo que lo mismo haga Agüero para el final de la Liga.

No tiene ni un pase, que este año el Atlético haya pegado los petardazos más sonados ante los equipos de la zona baja de la clasificación, con sendos empates ante Osasuna y Numancia, y gracias, que luego son los puntos que se añoran para conseguir volver entre los grandes de Europa. Cerezo y Gil Marín deberían llamar al orden y evitar esta rumorología que no ayuda y que trae mucho nerviosismo a las gradas. El ambiente del Calderón ante los de Camacho dentro de quince días va a ser más que cortante. Será la hora de los valientes y que los magníficos tiren del carro. Miedo me da el viaje de Agüero a Argentina y cómo puede volver con todo el circo que se ha formado en su país. Debe asumir su condición de líder y tirar del carro en estos momentos.