Forlán, no te vayas nunca
Apareció el mejor Atlético, yo no le he visto jugar tan bien en los tres años de Aguirre. Fue una remontada maravillosa de un equipo que funcionó como una orquesta armoniosa de principio a fin. Todos cumplieron, se esforzaron, pelearon como jabatos y jugaron al fútbol como nunca. Todos a una, con Raúl García, por fin, hecho un coloso en el centro del campo. Llevábamos esperándole mucho tiempo. Y ayer fue el mediocentro que necesita este Atlético, el futbolista que empuja y empuja sin descanso. Fueron noventa minutos a un ritmo endiablado frente a un rival de la talla del Villarreal, que sigue en cuartos de la Champions por méritos propios y que tiene un portero extraordinario, Diego López, el muro contra el que casi se estrella este grandioso Atlético.
Por encima de todos, sobresalió Forlán, ese genio del fútbol que tiene que jugar siempre. Estoy seguro de que Abel lo sabe pese a lo de Oporto. Forlán fue el mejor de este Atleti con mayúsculas. Poco importa que fallase un penalti y una ocasión inigualable en el último suspiro del partido. Todo eso le hace aún más grande, porque en vez de encogerse ante los paradones de Diego López, insistió una y otra vez con una fe conmovedora. Y tuvo el premio de un gol y del triunfo. Su espíritu indomable incendió a todo el equipo. El Atleti fue magnífico, intratable y poderoso, un vendaval que se llevó por delante al Villarreal. Abel está dando con las teclas apropiadas, pese a la noche de Oporto, y al equipo, ahora sí, da gusto verle jugar. Y eso hay que reconocérselo.