El retorno de un campeón llamado Raikkonen

Me gustaría mucho que Kimi Raikkonen estuviera en la pomada de la lucha por el título del próximo campeonato. Tras conquistar la corona de Fórmula 1 en 2007, su papel del pasado año resultó decepcionante, porque tiene mucha más calidad y categoría que las que exhibió en su errática trayectoria ya con el número uno colocado en su Ferrari. De todos los rivales de Fernando Alonso, me sigue pareciendo el más cualificado, el más temible cuando tiene las cosas claras... y también el que me resulta más simpático, por qué ocultarlo. Lástima que en el encanto de su peculiar forma de entender la vida y las carreras encuentre su propia penitencia: nunca podremos estar seguros de por dónde puede salir el finlandés, que es capaz de lo mejor y también de lo peor sin que apenas medien interferencias entre ambos extremos.

Sus tiempos de Montmeló son referenciales aunque no definitorios, como los del resto de los pilotos que participan en estos entrenamientos, en esta especie de ensayo general de gran premio. Pero que Kimi se muestre tan rápido sí puede ser una pista sobre su motivación, esa intención de reivindicarse que, según dicen sus allegados, le ha conducido a una nueva vida, no digamos que monacal pero quizá algo más ordenada, más alejada de la noche y el alcohol. Lo cierto es que sí se le ve más fino, más en forma y puede que más centrado en sus prioridades deportivas. Él sabe mejor que nadie que las oportunidades no son eternas y que el tiempo pasa para todos, así que si realmente desea volver a llevar el cartel de favorito, puede que sea ahora o nunca. Y a mí, insisto, me encantaría que lo consiguiera. Sería un bonito duelo con Alonso...