Jonathan Pereira no podía tener mejor presentación ante Lendoiro que el partidazo que se largó con el Racing el pasado domingo. Marcó el primero y le dio una asistencia de lujo a Zigic en el segundo de los cántabros. El pequeño y escurridizo mediapunta fue una pesadilla para la defensa coruñesa, pero también para la grada de Riazor. Desde el primer al último segundo la música de viento acompañó a cada una de sus acciones de una afición que obviamente tiene muy presente que nació en Vigo, aunque pertenezca al Villarreal desde los 16 añitos.

Sus cualidades están fuera de duda. Cada temporada que pasa crece un poco más, sólo tiene 22 años y la gran pregunta es si el Villarreal optará por repescarlo o cederlo de nuevo. Si al final se convierte en el relevo de Lafita, su primera misión será ganarse a Riazor, que hace unos años ya evitó que Karpin acabase en el Depor, pese a que Lendoiro tenía prácticamente cerrado el contrato. Creo que son casos muy distintos, porque Jonathan nunca ha rajado contra el Depor, ni se le ha visto en A Coruña de celeste. Así que, cuatro regates, dos goles, y todos tan amigos.