Un Valencia a dieta estricta
El Valencia se ha pasado tres pueblos gastando más de lo que ingresaba. Ahora tendrá que pasar unos años a dieta muy estricta. Con el nuevo campo acabado deberá 700 millones. Para poder salir de ese cáncer, contaban con la venta de dos solares recalificados: el de Mestalla y uno junto al nuevo estadio. En otros tiempos habrían sacado 400 millones por ello. Hoy no se vende nada, pero no hay un euro en caja, el estadio está empezado y los políticos no quieren que se quede inacabado. Juan Soler, con su despilfarradora gestión, triplicó la deuda en cuatro años: de 120 a 360. Se marchó y como máximo accionista le dejó conducir el club a su íntimo enemigo Soriano. Si le encontraba solución económica seguía y si no, lo quitaría.
Pasados ocho meses, Soriano no ha podido y sin un euro en caja, con los jugadores sin cobrar y las obras del nuevo estadio paradas, sólo había una solución. Entrada de un accionista multimillonario o que Bancaja prestara al club más dinero (ya le debe 240). Y para eso el banco puso una condición a Soler y Soriano: el que va a presidir y mandar de verdad es quien el banco ha decidido: Javier Gómez, hasta ahora director general. Vicente Soriano se queda como presidente florero.