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Leivinha nos enseñó las 'bicicletas'

Leivinha llegó al Atleti como un regalo divino. Su aparición en el Carranza con el Palmeiras, junto con Luiz Pereira, fue lo que abrió los ojos a los rojiblancos, que habían tenido un fiasco con Sena, Ivo y Alinho, los refuerzos que se diluyeron con el calor del verano y que no llegaron a empezar la Liga. Leivinha, que venía a ocupar la baja de Irureta, traspasado al Athletic, debutó en la cuarta jornada a lo grande: hizo tres de los cuatro goles al Salamanca. Mostró su mejor regate, la bicicleta, y todo un repertorio de calidad técnica con el balón y un gran olfato de gol: 18 tantos marcaría esa temporada 75-76.

Jugador completo, su mejor cualidad era el remate de cabeza. Eso ha dicho siempre Luis, su entrenador. Pero la mayoría de los atléticos (y Sol, el lateral del Madrid que le marcó en el Carranza ante el Palmeiras) dirían que lo mejor eran sus bicicletas. Una lesión de rodilla, de la que se operó en enero de 1977 y de la que nunca se recuperó bien, cortó su brillante trayectoria. Aún así, en el Atlético dejó números de crack (40 goles en 83 partidos de Liga) y modales de caballero, como cuando se disculpó ante Iribar tras marcarle el gol más tonto. El Chopo no se percató de que estaba a su espalda, botó el balón, Leivinha se lo quitó y marcó.