Juega y rinde donde le pongan
Puedes estar harto de verle, de que juegue siempre, de que nunca le cambien, de que sea titular con todos los entrenadores, de sus récords o puedes pensar, por el contrario, que en el Real Madrid deberían jugar Raúl y diez más por su regularidad, por su profesionalidad, pero sea cuál sea el cristal con el que se le mire, la única realidad es que este futbolista rompe todos los moldes. Todas las teorías balompédicas. Con él no hay lógica. No existen valoración que valga. Rinde, cumple, donde le pongan. Capello, en su primera etapa, allá por la temporada 96-97, le colocaba en la banda izquierda, para hacerle compatible con Suker y Mijatovic. Hace dos, en su segunda experiencia, le escoraba a la derecha para convivir con Higuaín y Van Nistelrooy.
Schuster también se apuntó a ese recurso. Para otros técnicos que ha tenido su puesto idóneo era el de primera referencia ofensiva, lo más cerca del área posible, o incluso dentro. También los ha habido que han defendido con vehemencia que lo que es realmente es un segundo delantero o un medio punta... Si ayer un aficionado al fútbol llegado de otra galaxia ve el partido de Montjuïc y a Raúl de centrocampista, hubiera pensando que esa sí que era su posición de toda la vida. En ese triángulo que tenía a Lass como vértice defensivo, hizo su trabajo y el de Sneijder y le sobró fuerza para llegar al área y hacer un gol que ya había marcado al Betis. Hizo todo lo que tiene que hacer un medio: tapar, cortar, abarcar campo, sacar el balón jugado... Es Raúl.