Yo digo Carlos Marañón

Ponga un Karagounis en su vida

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Pancho Puskas tampoco lo tuvo aquella noche de 1971. Y perdió. Cansado de peleas por las primas, necesitaba un líder en el campo. Estuvo a punto de saltar del banquillo mientras veía al Ajax de Cruyff juguetear con el Panathinaikos que él entrenaba. El Villarreal tampoco tiene un Karagounis. Y es una pena que el mundo del fútbol, que reconoce la escuela del Ajax, el catenaccio del Inter o el espíritu del Madrid, pueda quedarse sin conocer el estilo del Villarreal.

El Submarino Amarillo, equilibrado por Senna, es el origen del juego de toque de la Selección, más que el Barça, y anoche lo volvió a demostrar con esas paredes exquisitas. Pero competir es otra cosa. Mientras no consiga un líder sólido sobre el campo, un hombre con más personalidad que fútbol pero capaz de controlar el partido, lo tiene difícil. No lo era Riquelme. No lo fue ayer Pires, ni Cazorla ni Ibagaza El Villarreal tiene todavía una oportunidad para aprender a competir. Al estilo Karagounis. P. D.: ¿Quién les iba a decir a Sarriegui y a Llorente, ex futbolistas del Eibar, que terminarían cambiándose las camisetas en una eliminatoria de Champions? El fútbol es precioso.

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