Armas, gérmenes y acero
Por qué fueron los europeos quienes descubrieron y conquistaron América, y no sucedió al contrario? ¿Por qué los chinos, que contaban con una tecnología superior, no sintieron tentaciones de navegar hacía el este y descubrir un nuevo continente? A dar respuesta a estas cuestiones, se dedican dos extraordinarios libros, Los Descubridores, de Daniel J. Boorstin, y Armas, gérmenes y acero, de Jared Diamond, que ahondan en una cuestión esencial para la Humanidad, pues ha determinado la configuración del mundo actual. Somos herederos de aquellos hombres y mujeres que lucharon contra los mitos y las creencias de su época, que se adelantaron a su tiempo y pusieron coraje e imaginación para legarnos los conocimientos que hoy tenemos.
Muchos sufrieron persecución y muerte y la gran mayoría son héroes anónimos de los que nunca sabremos ni su nombre. Y sin embargo, si no hubieran existido, hoy no estaríamos aquí. Pero para lanzarse a desgarrar las tinieblas de lo desconocido se necesita curiosidad, una cualidad que no abunda en el género Homo Sapiens. Ser inteligente es una cosa y acometer voluntariamente empresas con riesgo, sin aparente utilidad, es otra muy diferente. Boorstin habla de la cultura como el elemento determinante que aviva la curiosidad y que nos hace querer llegar más allá, más alto, más lejos; siempre con un porqué en los labios. Es esa búsqueda lo que nos concede la esencia de nuestra humanidad, y la razón última de nuestra vida. Por su lado, Diamond, biólogo evolutivo, dice que fue en la franja del Creciente Fértil, el actual Oriente Medio, donde se dieron las circunstancias para que se desarrollaran la agricultura y la ganadería y para que, en relativo poco tiempo, pudieran dedicarse excedentes alimentarios a la aparición de una nueva clase que se dedicaría a gobernar, a las armas y a expandirse al poder mantener a más hijos.
Su exposición más temprana a las enfermedades que transmiten los animales les hizo inmunizarse y pudieron desarrollar antes la escritura y una tecnología de la guerra muy superior. En su opinión ésta es la clave del asunto, aunque su teoría no responde a otras cuestiones, como por qué árabes o chinos no se atrevieron a dar el salto a otros continentes lejanos. O como apenas unas decenas de personas pudieron enfrentarse a ejércitos cientos de veces más numerosos. Probablemente la respuesta esté a caballo entre los dos libros comentados.
Lo que es cierto es que, viendo sucesos como los del reciente asesinato de la joven sevillana, muchos nos preguntamos dónde ha quedado la curiosidad de aquel mono asustado, donde están los valores que deberían transmitirse en la escuela y en la familia, y si esa vida virtual que algunos viven en internet en realidad no nos estará retrotrayendo a un estadio anterior al que tenían los primates.
Sebastián Álvaro, creador de 'Al Filo de lo Imposible'.