Metas, sueños y valores

Manda la actualidad. Y desde hace algunas semanas manda la Copa con su interminable semifinal. Nadie es ajeno a su embrujo, los jugadores notan a su alrededor el poder de atracción que ejerce, pero dice Amorebieta que él resiste en alguna medida y también atiende al otro frente, el de la Liga. La suya es una postura realista, práctica, pero en la que seguramente pesa esa experiencia que tuvo que asimilar deprisa y corriendo cuando no era sino un recién llegado al primer equipo. Advierte más de una vez que no se pueden dormir pensando y pensando en que viene el Sevilla. Y cuando rememora los años de angustias clasificatorias pone el acento en el espíritu solidario que conoció en la caseta. La unidad, como valor capital para superar aquellos trances. Algo que presumiblemente no es tan fácil que brote en otros equipos. Asimismo manifiesta su sincero agradecimiento a la ayuda que la plantilla recibió de los seguidores, otro factor que distinguiría al Athletic.

Comprobar que la gente joven como él ha interiorizado el significado que encierra este club produce satisfacción. El testigo de la fidelidad a unos colores sigue pasando de generación en generación, una excelente noticia en unos tiempos en que el respeto a las tradiciones está permanentemente en riesgo, cuando todo se cuestiona, especialmente en medio de la zozobra. Amorebieta da fe de que merece la pena identificarse con el club de toda su vida tal y como es.