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'El jefecito' es un 5 y Gago, un 4,5

El fútbol nos ha enseñado que los números tienen nacionalidad. El 5 nació argentino y el 4 catalán. Mascherano es un 5 y Gago anda por el 4,5. Mascherano apunta a Simeone y Gago a Redondo, en dos comparaciones inexactas. Mascherano está en el Liverpool porque el Madrid dudó mucho, en su momento, del alto precio que le puso River Plate. Es difícil separar el trigo de la paja en Argentina, cuya liga vacía Europa de figuras año tras año, lo que obliga a adelantar la maduración de las promesas, proceso al que no muchos sobreviven. El caso es que Mascherano ha tardado en llegar al fútbol con mayúsculas. Extrañas escalas en el Corinthians y el West Ham, de la mano de MSI y Tévez, para desembocar en el Liverpool.

Su valor táctico como recuperador es incuestionable para Benítez, aunque le he leído a su padre que fue él quien le encontró el puesto, porque sus primeros entrenadores le alineaban de nueve. El jefecito le llamaban en River porque allí el jefe era otro, el Negro Astrada. El discípulo ha superado con creces al maestro: es más fuerte físicamente, cubre más campo y posee un gran disparo lejano. En esas tres facetas pierde Gago, cuyo fútbol es más estético y más largo, con más vuelo y más versátil, aunque también sacrificado. "Lo que el rival te quita, Gago te lo devuelve", se decía en La Bombonera. Apetece verles cara a cara en dos catedrales que probarán su carácter, aunque en los argentinos venga de serie y tenga garantía de por vida.