Pívot nato, una especie en extinción
Felipe Reyes y Axel Hervelle funcionaban bien, pero necesitaban respaldo, de modo que en la campaña 2005-06, el Real Madrid emprendió la búsqueda de un coloso de la zona, un baluarte para defensa y rebotes. Se inició entonces un largo desfile de figuras fugaces: Sinanovic, Hamilton, Sekulic, Sonseca, Aguilar, Varda, Moiso, Papadopulos. Así hasta los actuales Massey y Van den Spiegel, que tampoco parece tener mucho futuro en el club blanco. ¿Desacierto de Antonio Martín y Alberto Herreros? Algo hay que achacarles, claro, pero esencialmente el problema reside en que el pívot nato es una especie en peligro de extinción.
Una prueba de tal sequía la tenemos en Marc Gasol, un novato en pleno desarrollo que a los dos días de poner el pie en Memphis era titular en una franquicia NBA. Admiro y elogio a Marc tanto como el que más, pero es significativo que obtenga en tantos partidos la valoración máxima de su equipo. Eso, claro, por no hablar de su hermano Pau, digno heredero (¡un españolito!) del mítico Jabbar en los Lakers. Ante la ausencia de titanes, el Madrid, que sacrificó su artillería exterior para fortalecerse dentro, parece obligado a cambiar de criterio.