Confesión digna de un grande

Wesley es un jugador digno de vestir la camiseta del Madrid. Su impactante declaración de culpabilidad debería servir de ejemplo para muchos de sus compañeros, empeñados en rajar del técnico de turno cada vez que se caen del once titular. El caso de Sneijder es el típico del muñeco roto, devorado por esa trituradora de carne en la que se ha convertido este club y en la que sólo sobreviven tipos capaces de nadar sobre la lava de un volcán como Raúl, Casillas, Pepe, Ramos e Higuaín. Que nadie olvide que este holandés se convirtió hace un año en la gran esperanza blanca y que la eliminación en Champions con la Roma se achacó en parte a su ausencia en el partido de vuelta jugado en el Bernabéu. Sneijder es mucho Sneijder

Pero es humano. El chaval tiene vida privada, no es un autómata y ha sufrido alteraciones en su rutina diaria que han afectado a su rendimiento. Con 24 años, que levante la mano el que no ha pasado por semejante proceso vital. Su confesión a Ribot me permite valorar su afán por salir del pozo en el que se ha metido estos dos meses. Ante el Liverpool, puede que no esté Gerrard. Pero sí Sneijder. Bueno para el Madrid