Se van con el negocio ya hecho

Hace una década Samper aterrizó en Murcia para hacerse cargo de un club al que nadie de la tierra quiso en ese momento. Con mucho arte se cameló a la clase política que vio en él al empresario perfecto para levantar a un club histórico pero moribundo y sobre todo al hombre capaz de levantar ese campo que hoy es Nueva Condomina. A Samper (y por extensión a Trujillo) se la pusieron en bandeja. Recalificaciones, posibilidad de levantar pisos y un centro comercial (que hace nada han revendido por 350 millones de euros)... todo. Todo funcionó mientras hubo negocio por hacer. Cuando éste se acabó, ya ven lo que ha pasado. Se quitan del cartel, lloriquean que no tienen dinero para seguir adelante (¿por qué no comparten los millones ganados?) y le meten el embolao al Ayuntamiento.

Eso se llama gratitud. Que el Murcia les importa un pimiento huelga decirlo. Pudieron salir por la puerta grande dejando un club saneado y un estadio cinco estrellas y se van dejándolo como un solar. Quizás así se explique por qué Samper, el hombre que hace las veces de prestamista de Villar en la Federación, aguantó tanto a Clemente.