El lento avance del Zaragoza

El Zaragoza es un gigante dentro de Segunda, una entidad que se siente agobiada porque sus dimensiones no se adaptan a lo que les rodea. Su historia y palmarés pesan y hacen que cada movimiento le cueste más de lo deseable. Los maños ocupan la segunda posición en la tabla e incluso podrían ser campeones de invierno en función de los resultados del fin de semana, pero esto no satisface a muchos aficionados. Y esa insatisfacción se extiende a la plantilla y el entrenador. Marcelino ha advertido que las dos caras que muestra el equipo no permiten ascender. El Zaragoza sólo ha sumado nueve puntos lejos de La Romareda por 24 en casa, un desequilibrio alarmante. En la capital aragonesa, los goles de Ewerthon y Oliveira suelen desatascar los partidos, pero fuera los brasileños pierden acierto y la prueba con Arizmendi y Braulio ante el Córdoba no fue efectiva.

Esta realidad se suma a los constantes rumores sobre salidas y llegadas de jugadores que se ha acrecentado con la apertura del mercado de invierno. El Zaragoza tiene 40 millones de euros de presupuesto, pero tampoco está para derrochar dinero. Si las posibles ofertas sobre Oliveira se concretan habrá alivio para las arcas, aunque surgirá un problema para Marcelino. El técnico asturiano está sometido a mucha exigencia, la misma que está aplicando a una plantilla que, en teoría, cuenta con recursos para todo, pero que progresa con una lentitud muy exagerada dentro de una categoría que no es la suya.