Burrull no conciliará el sueño

Siempre he mantenido la distancia con los árbitros. Son contadas las ocasiones en las que he podido hablar con ellos tras un partido. Y cuando eso ha ocurrido, me han sorprendido gratamente. Uno de ellos es Pérez Burrull. Coincidimos tras un partido en Sevilla y se montó una buena porque algún aficionado no entendía que pudiésemos estar charlando amigablemente. Ortego puede dar fe porque se llevó la peor parte de los insultos. Digo esto porque lo de ayer en el Bernabéu le pesará muchos días, sabiendo lo meticuloso que es. Acertar como acertó pitando penalti a Juanfran por entrada de Pepe y que su asistente y amigo le arruine tiene que ser muy duro. Les puedo asegurar que hoy no habrá dormido dándole vueltas a la jugada. El otro penalti a Juanfran, en la primera parte, no lo ve y encima el asistente tampoco le ayuda. Desastre total.

Con tantas cámaras que captan todo lo que sucede se logra un efecto contrario al que debería ser. Los árbitros, temerosos de quedar en evidencia, fían en exceso su suerte a los compañeros de banda. El criterio del árbitro debe primar sobre el resto y eso se está perdiendo. A Burrull le perseguirá lo que resta de temporada el abuso cometido contra Osasuna. Seguro que en la intimidad tiene explicaciones para los errores, pero nadie le quitará de la cabeza al aficionado que, ante la duda, siempre inclinan la balanza del lado del poderoso. De cualquier modo, como le dije la primera y única vez que he coincidido con él, si se explicaran tras los partidos, algo ganarían. Seguro que incluso en Pamplona podrían encontrar consuelo a tan enorme injusticia cometida contra su equipo. Desde aquí no podemos alegar nada en defensa de Pérez Burrull.