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Luis García le alegra el día a Del Horno

Puede que Luis García resucite hoy en Mestalla y Aguirre quede como un genio tras mantenerle la fe más allá de la cordura. Puede, sí, pero... A priori, la decisión de darle la plaza del tocado Maxi a un futbolista que lleva casi un año sin marcar un gol en Liga y cuya afición al churrigueresco ha desesperado al Calderón huele a riesgo excesivo. O a falta de conocimiento del rival, lo que sería más grave. Porque, en este momento, el agujero negro del Valencia se llama Del Horno, al que Robben y Messi sacaron los colores en sus dos últimas apariciones ligueras. Y al situar a Luis García como volante derecho (hasta que Simao se canse y se cambie de banda), Aguirre le soluciona a Emery un problemón y permite a las televisiones ahorrarse las cámaras de esa zona del campo.

Puede que Luis García decida el partido y me deje como un agorero de feria. Puede, sí, pero... Pase lo que pase, queda en evidencia que el comportamiento de una novia adolescente enfadada es un prodigio de equilibrio al lado de la composición de la plantilla rojiblanca. El exceso de mediocentros es tal que Camacho aún no ha jugado un minuto de Liga, pero la profundidad en las bandas es del grosor del papel cebolla. Tras Maxi y Simao sólo están Luis García y Miguel, una apuesta personal del técnico que, por razones desconocidas, ha caído en el olvido cuando hoy era una buena solución. Y había otras, como dar la alternativa a Keko o, incluso, probar con Sinama, que a falta de precisión derrocha velocidad y ganas. Pero Aguirre ha preferido la rutina a la innovación. Mal asunto.