El mejor espejo de los chavales
Andrés Iniesta resume perfectamente los valores de los torneos alevines que organizan José Ramón de la Morena y Carmelo Zubiaur. Por eso fue un acierto que ayer dirigiera a una selección de jugadores en el partido de exhibición inaugural. Iniesta es un espejo en el que todos estos chavales de 12 años pueden y deben mirarse. El barcelonista apareció por este torneo en 1996 y nos mostró una frescura, un descaro y una calidad que sorprendió a todos. Pero lo que maravilla, aún más, de este ilustre albaceteño de Fuentealbilla es que el paso del tiempo y su instalación en la cima del fútbol profesional (su palmarés presenta ya una brillante hoja de servicios a sus 24 años con una Eurocopa, una Copa de Europa y dos Ligas) no ha ajado esa frescura ni ha envilecido su personalidad. Esa sencilla manera de interpretar el fútbol.
El balompié alevín nos ofrece todas las virtudes de este maravilloso deporte. Sin conservantes ni colorantes. A estas edades el fútbol se interpreta con pasión pero sin enconadas rivalidades, con vigor pero sin dureza, con engaños pero sin embustes. También hay picardía sin malicia, osadía sin prepotencia y, al final, siempre hay risas y llantos como consecuencia inexorable del resultado. Todas las virtudes que la mano de los entrenadores todavía no han moldeado y en muchos casos empeorado. Maspalomas acoge todo esto y sólo nos queda disfrutar de una magnífica oportunidad de acabar el año viendo fútbol en estado puro.