Un simple ejercicio de autoestima
Con la caída de Schuster quedó desprotegido Calderón pero también los pesos pesados del vestuario. Sabían que acudían al Camp Nou sin escudo. Era un partido donde los que más tenían que perder eran ellos mismos. Y en esas circunstancias el jugador saca lo mejor de sí para salvar el pellejo. Lo de que corra otro que a mí me da la risa no valía. Con ese orgullo herido y un anticuado pero eficaz entramado de marcajes al hombre dispuesto por el nuevo entrenador, bastó para frenar al equipo más en forma del campeonato. Misterios del fútbol.
Pero una cosa es sobrevivir a lo que se presumía como un festival goleador y otra es asaltar un feudo tan complicado. Con el pundonor de Raúl robando balones en el centro del campo no era suficiente para meter miedo al Barça. Según pasaron los minutos daba la impresión de que el empate era una heroicidad y eso acabó siendo la perdición porque se empezaron a encontrar cómodos con ese papel, destinado siempre a los equipos pequeños. En definitiva, se estaba perdiendo la perspectiva de lo que estaba en juego. Ganar era meterse en la Liga y perder casi entregar la cuchara. Incluso el empate servía de poco. Baldío ejercicio de autoestima.