Marcaje a Messi: con tiza o a lazo
El secreto mejor guardado de este Barça-Madrid es saber quién marcara a Messi. O mejor sería decir quién intentará frenarle porque del dicho al hecho casi siempre suele haber un buen trecho y en este caso un infinito. Que el gran enigma del partido sea saber a quién le toca sufrir como un bellaco y exponerse al ridículo más espantoso significa que el argentino se perfila como el hombre del partido. Si se le preguntara a Di Stéfano, Don Alfredo, cómo se debe marcar o frenar a un hombre con esa velocidad, ese desborde, ese regate, ese cambio de ritmo, ese engaño... seguramente diría que sólo hay dos formas futbolística y científicamente estudiadas para ello. Con tiza o a lazo. Tan sencillo como eso. Pintarle o cazarle. No hay otra.
Y es que el mejor futbolista de todos los tiempos, siempre reacio a personificar, que no cree en los premios individuales a pesar de tener dos Balones de Oro porque el fútbol es un juego colectivo, lleva tiempo resaltando que este Messi "es un tipo distinto. Juega y hace jugar. Crea y define. Te amaga, se va y se va". Quizá por eso, porque cuando pone la directa lo mejor es tomarle la matrícula, tampoco debería el Madrid obsesionarse con su marcaje. Se disloca, a priori, menos la defensa mandando al guerrero Salgado a la batalla de la banda izquierda que sacando a Sergio Ramos del centro. Obsesionarse con Messi cuando a su lado juegan Etoo y Henry sería un error. Y más cuando Leo no es un muñeco del futbolín y cambia de posición cuando le viene en gana.