Con tal crispación es imposible
La exigencia del Bernabéu hizo daño al equipo. No es bueno trasladar los cabreos de la Asamblea al campo. Cualquier otro día se podría acusar de indolencia a determinados jugadores. Ayer no. ¿Que no jugaron bien? Ya, lo mismo que durante toda la temporada. Pero a diferencia de otras ocasiones, frente al Sevilla el público no pasó una. Están en su derecho, aunque igual equivocan el tiro. No recuerdo otro partido donde veteranos ilustres temblaran como flanes. Y lo hacían por lo que llegaba desde la grada. Si encima Marcelo y Cannavaro no dan una a derechas y Guti se duerme en alguna jugada, la bronca está montada.
Los factores externos influyen en la crispación que denotan los jugadores. La patética imagen que dejó la reunión de socios por la mañana, las broncas de Schuster, la ventajista proclama de Míchel tras dos años y medio chupando de la teta y las declaraciones altisonantes de los que no juegan, desquician al más pintado. Pero una lección de casta dio la vuelta a la situación. Los mismos que silbaban y pedían la dimisión de Calderón se entregaron a sus jugadores, una vez que estos acogotaron al rival a base de coraje. Desde ese momento la única bronca fue para un pésimo árbitro. Hasta la derrota supo mejor. Bendito sea el fútbol.