De ocho triunfos, seis por un gol
Evidentemente en el Real Madrid cualquier tiempo pasado fue mejor. El presente no permite ningún tipo de optimismo. Ni en los despachos ni en el banquillo ni en el césped. El primero que parece no confiar mucho en su plantilla es el presidente, que se sacó de la manga una calderonina en forma de prima extra para motivar a sus hombres ante los partidos que se avecinan. No creo que ningún futbolista vaya a jugar mejor y correr más porque le doblen el sueldo. Y si Calderón no estuvo muy inspirado con su idea de tirar de tesorería en tiempos de crisis, tampoco el equipo estuvo ayer muy fino. Ganó tres puntos, pero su fútbol ramplón no ganó ni un solo adepto más. Sumó su octava victoria en la Liga, pero ya es la sexta sólo por un gol de diferencia.
Cuál no será el estado de ánimo que se ha apoderado del club que el triunfo por la mínima ante el vicecolista fue celebrado en todos los estamentos con una amplia sonrisa. No así la afición, que se marchó del Bernabéu tan descontenta como llegó porque la victoria no fue acompañada de ninguna mejora en el juego. Se volvió a ver un equipo descompensado y mal colocado sobre el campo, que sigue despreciando la banda derecha en ataque y más ayer que Sergio Ramos no estaba en el lateral. Un equipo que se inclina hacia la izquierda porque por lo menos Drenthe pasa por allí, saca centros, lo intenta y se trompica hasta quedar exhausto. Y un equipo que necesita a Sneijder, aunque no esté en su plenitud, porque tiene juego, pases y gol.