Un reto al alcance de muy pocos

Un reto al alcance de muy pocos

Conseguir once ochomiles está al alcance de muy pocos seres humanos. Basta ojear las estadísticas para comprobarlo. Pero más allá de la contundencia de los fríos datos, Edurne Pasaban cuenta entre sus méritos el modo en que lo ha logrado, la ética de su forma de escalar. Ha hecho gala de coraje, fortaleza y determinación, valores comunes a los más grandes alpinistas. El año que viene será decisivo para que Edurne pueda cumplir su sueño de convertirse en la primera mujer en alcanzar las catorce cimas de más de ocho mil metros.

Y tendrá que apoyarse aún con más ahínco en esos valores y en el método de trabajo, limpio y haciendo uso de los medios imprescindibles, que le han llevado tan alto. Y sobre todo en el equipo. Un ochomil es un gigante de tal envergadura que no tolera individualismos ni estrellatos. Sólo desde el trabajo en equipo es posible tener una oportunidad. Edurne está en la mejor disposición para conseguir lo que será un hito en la historia. Y lo será también por cómo lo ha conseguido. Por ello, estoy persuadido de que cuando termine la carrera de los ochomiles, querrá volver al Everest para escalarlo sin botellas de oxígeno.