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Seguimos sin saber a qué juegan

Cuando escribo estas líneas no he visto aún la cara de Schuster en la conferencia de prensa posterior al encuentro. Me sobra. Seguro que refleja el mismo cabreo de siempre. Y seguro que no es por el pésimo juego de su equipo, ni por su nula capacidad para hacerles jugar al fútbol. Ni siquiera Guti pudo salir anoche a su rescate. Cierto es que en el guión no estaba que se le fastidiara el único futbolista que, hoy por hoy, es capaz de desbordar en el uno contra uno: Robben. Tan cierto como que el alemán se ha mostrado seguro y satisfecho con esta plantilla que han puesto en sus manos. Es más, por lo que dicen unos y otros, ni tan siquiera es necesario fichar en el mercado de invierno. Pues la Champions League ya está dejando en evidencia a tanto optimista.

No han pensado en hacerle una oferta al viejo Del Piero? Ese sí que tira de brazalete con goles. ¡Y menudos dos golazos! El verdadero problema es que en cuanto el Madrid ha tenido enfrente un rival serio, disciplinado, con un encomiable orden táctico, se ha estrellado. Y no me estoy refirieron al Almería, Depor o Espanyol, que también, sino a una Juve venida a menos, un equipo que será de los más fáciles en la ronda de octavos de la Champions. Al menos a Schuster le queda el consuelo de que les pitó un pésimo árbitro que se tragó algún que otro penalti en el área italiana. Mejor excusa para seguir tapando el desbarajuste que se ve en el campo, ninguna. Como si lo viera, todo se resume en que le faltamos al respeto al entrenador del Madrid.