Martín del Burgo, veterano (no por edad, sino por experiencia) político-deportivo del PSOE que a punto estuvo de ser presidente del Consejo Superior de Deportes hace cinco años y hombre que impulsó el deporte en Castilla-La Mancha, tiene por delante una gran tarea: poner en marcha la Ley Antidopaje. Se puede hacer aplicando simplemente la Ley una vez que el dopaje es delito, y otra es aplicándola con el máximo rigor. Esto supone hacer uso de todas las facultades que la Ley concede y, como sucede con otro tipo de acciones delictivas, hasta evitar que se cometan. Si esperamos a que un deportista dé positivo para que todo el peso de la ley recaiga sobre sus inductores, mal vamos. Y si se comienza a ritmo lento, también.

Ese es el gran reto de Martín del Burgo. Porque van para cuatro meses los positivos de Dueñas y Beltrán en el Tour y para tres el de Maribel Moreno en Pekín sin que aún sepamos quiénes estuvieron detrás de esos delitos. No se dan pistas para no alertar a los culpables, pero también podemos pensar que dar con ellos tampoco es una prioridad, que tiempo ha habido para que las investigaciones (si es que se hicieron) de los positivos de Vila antes de comenzar el Giro y el de Mayo en el Tour del año pasado, ya con la Ley en vigor, inculparan a alguien. Como son delitos que no han prescrito, a Martín del Burgo no le faltará por dónde empezar. Y cuanto antes mejor, que por ahí fuera piensan que estamos contra el dopaje, pero a nuestra manera.