En Cheste finaliza una temporada para olvidar
Hoy finaliza en el circuito de Cheste una temporada en la que España no va a lograr ningún título del mundo por primera vez en seis años. Puede parecer muy severo el considerarlo un fracaso pero, con la calidad que tienen nuestros pilotos y sus motos y los medios que han tenido sus equipos gracias a unos potentes patrocinadores, digamos que el resultado ha sido bastante pobre. El mejor piloto español del año ha sido Jorge Lorenzo, rookie de MotoGP y autor del mejor arranque de temporada que jamás se haya visto a un novato en la máxima categoría. Sobresaliente. Notables han estado Pedrosa y Bautista. El primero ha sido uno de los damnificados de los Michelin y de un equipo Honda (junto a Melandri los peores del año) que no levanta cabeza. En cuanto a Bautista decir que sólo él y nada más que él ha sido el responsable de no haber ganado a un tal Simoncelli que nadie tomó en serio y que, por cierto, apunta muy buenas maneras cuando se vaya a MotoGP. Debón, Barberá, Simón y Terol han estado bien aunque mucho tendrán que mejorar si quieren estar en 2009 más arriba. Elías, los Espargaró, Olivé y Faubel han logrado un aprobado peladito y de repetir otro año igual tendrán muy difícil seguir en el Mundial. Todos los demás, con toda la juventud que se quiera y con todo lo que se nos ha vendido no han demostrado absolutamente nada. Me preocupa el futuro.
En resumen, un año para olvidar. Casi me atrevería a decir que los mejores españoles del año han sido los del equipo de TVE, que lo ha hecho mejor que nadie en la historia de las retransmisiones de los mundiales. Enhorabuena a Ernest Riveras, Marc Martí, al rejuvenecido Ángel Nieto, a Crivillé, al hombre invisible Javier Grima y a las dos chicas, Desireé Ndjambo y, sobre todo, a Ainhoa Arbizu.