El que más se la juega es Schuster
En Turín, hace cinco años y medio, Del Bosque quedó sentenciado. Perder la semifinal de Champions frente a la Juve le dio la puntilla, pese a que dos meses después ganó la Liga. La continuidad de un técnico en el Madrid se ventila en Europa. Por eso ayer era una prueba de fuego para el alemán. Antes de rodar el balón, pasó el examen. No tuvo ningún ataque de pánico por el escenario. Confió en su cuarteto defensivo talismán, no reforzó el centro del campo y mantuvo el tridente en ataque. Pero, por lo visto, eso no basta para mandar cuando dejas la competición doméstica.
Pasaron dos cosas, habituales desde que Schuster tiene la vara de mando. Que su equipo juega sólo a ráfagas y que en defensa regala mucho. Si a eso añadimos que se tomaron la primera hora de partido a beneficio de inventario, entenderemos el sufrimiento padecido. Luego, hubo una decisión significativa, en el momento que salió Robben para recuperar el juego por las bandas. Sentó a Higuaín y mantuvo en el campo a Raúl, que sigue sin pasar por su mejor momento. La confianza ciega en el capitán, en ocasiones como la de ayer, es contraproducente. En definitiva, que el socio seguirá pensando que, hoy por hoy, La Décima se ve muy lejana.