El día que Ruud dejó de ser frío
Es imposible que te puedan pasar más cosas en menos tiempo. Van Nistelrooy salió acelerado y eso sirvió para que encontrara rápido la portería contraria pero también para abandonar precipitadamente el partido. Desde el tanto en los primeros segundos hasta la expulsión posterior, media hora de brega, un gol anulado injustamente y un carácter que pocas veces habíamos visto antes. Parece que la pasión por el derbi se contagia. Lo malo es que muchas veces los jugadores confunden lo que es un partido caliente. Ruud metió la pata cuando el choque estaba más decantado para su equipo, cuando era vital mantener la cabeza fría. Justo ahí salió el monstruo que todos llevan oculto y soltó una patada inoportuna. Y claro, a los delanteros se les ve mucho más cuando pegan.
No vale que algunos puedan discutir si la entrada era merecedora de amarilla o roja, fue, sencillamente, una estupidez. En dos años largos de servicio al Madrid, el holandés ha echado pocos borrones. Ya tiene otro. Porque su expulsión dio vida a un Atlético moribundo que había perdido hasta la fe. Además, estaba muy reciente otra estupidez, la de Perea agrediendo sin ningún sentido a Sneijder. Van Nistelrooy evitó que el árbitro tuviera que buscar una excusa para compensar. Lo que no es culpa del holandés es que el Madrid siga jugando a nada, pese a que no pierda desde la primera jornada. Amaga pero no pega, domina pero se deja dominar. En definitiva, que no entusiasma. Ayer estuvo a punto de dejarse dos puntos, como el día del Espanyol.