Ayer fue un día de gozos y sombras para los enamorados de la cantera madridista. La cara amable la ofreció el Castilla de Lopetegui, iluminado con cinco goles como cinco soles al Universidad canario que llegaba con la vitola de equipo menos goleado del Grupo 2. La cara amarga se refleja en que apenas 1.200 madridistas tuvieron el privilegio de presenciar la exhibición del filial blanco: los que acudieron al Estadio Alfredo Di Stéfano. ¿Por qué? Se preguntarán ustedes. Sencillo, aquí hay luz y taquígrafos, pero nulas ganas de gastar para una buena causa un pellizco del dineral que hay en caja. Es inadmisible que los responsables del área económica del club presuman de un presupuesto récord de 400 millones de euros para esta temporada y luego se nieguen a darles a los esforzados compañeros de Realmadrid TV los 9.000 euros que cuesta por partido una transmisión del Castilla.

Ayer me llamaron media docena de amigos indignados porque no entendían que hubiera que escuchar por la radio lo que sucedía en Valdebebas al no televisarlo nadie o consolarse con el impactante Desfile de las Fuerzas Armadas en vista de que la mañana no estaba para irse de cañas. En los despachos del Bernabéu deben apretarse los machos o que el propio Ramón Calderón tome cartas en el asunto. Nunca más debe dejar de verse un partido del Castilla por Realmadrid TV aferrándose a la excusa ventajista de la crisis. Los pupilos de Lopetegui merecen una rectificación. Y la afición, más.