Tanto monta, monta tanto...
La Selección se ha afiliado a la victoria y no se baja del caballo ganador. En tal estado de gracia, lo de menos son los titulares, el rival que está enfrente, el dibujo táctico o el camino por el que se llega a materializar el triunfo. España gana de memoria. Por inercia. A estas alturas, tanto monta Xabi Alonso como Senna. Juanito que Marchena. Riera que Capel o Silva. Por no detenernos en la circunstancial suplencia de Cesc, que sería titular en cualquier otra selección del mundo. Igual da, también, que se juegue con dos delanteros que con uno; con cuatro centrocampistas que con cinco...
Si no se marca en acciones combinativas, con las triangulaciones que comienzan Xavi o Iniesta, continúan en los desmarques de Villa -se descuelga para tocar- y finaliza con los movimientos de ruptura en busca del remate de Torres ... el gol llega a balón parado. Como anoche -dos a la salida de sendos córners y otro de penalti. Además, a la hora de la verdad, aciertan los delanteros (Villa) y los defensas (Juanito y Puyol), como en otros partidos Capdevila o Sergio Ramos.
Entre el once titular de la final de Viena y el de ayer en Tallín había cuatro cambios -una tercera parte del equipo - y otro seleccionador, pero en los sustantivo poco varió. Villa, ya sano, recuperó su puesto incuestionable. Juanito encajó en el bloque defensivo sin rechinar y fue protagonista en todas las acciones ofensivas de estrategia. A Xabi Alonso, en un excelente momento físico, le corrió el balón tanto o más que a Senna. Y a Cazorla la titularidad le asustó tan poco como entrar sobre la marcha ... Lo dicho, tanto montan unos como otros. Es cuestión de confianza.