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Villa es el jugador franquicia

Ahora que se ha puesto de moda lo de elegir si quieres más a papá que a mamá, lo digo por lo del Balón de Oro para Torres o Casillas, habría que recordar que media docena de jugadores que se proclamaron campeones de Europa acumulan méritos suficientes para entrar en ese debate. Y por encima de todos, Villa. Lleva siendo el máximo goleador de la Selección en las tres últimas citas, esto es, clasificación para la Eurocopa, fase final de esa competición y ahora en los tres primeros partidos para el Mundial. Si coincidimos en que los goles son básicos, entenderemos fácilmente que Villa, hoy por hoy, se antoja insustituible. Ayer sumó otro golito, y lo hizo asumiendo la responsabilidad de tirar un penalti cuando venía de fallar uno hace pocas fechas.

Tan importante como no faltar a la cita con el gol es su presión a la defensa rival y sus continuos desmarques. La pareja que forma con Torres es perfecta. Los dos se complementan en el juego con y sin balón. Si tiramos de estadística, ningún delantero de la Roja tiene mejor porcentaje anotador en los últimos años. Eso indica que no se relaja nunca, que aprovecha los partidos amistosos, los fáciles, los difíciles y los decisivos para marcar. Es la obsesión bien entendida, el hambre de la que tantas veces hablamos. De ahí que pida siempre el balón, que quiera tirar las faltas, los penaltis y hasta los saques de esquina. Decía Luis, cuando llegó al cargo, que a la Selección le faltaba mentalidad ganadora y saber competir. Villa se ha empeñado en cambiar la historia.