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La etiqueta de campeón es un acicate

Estos son los partidos que tradicionalmente nunca les han gustado a los nuestros, fueran de la generación que fuesen y tuvieran de seleccionador a Luis Suárez, Clemente, Camacho, Sáez o al mismísimo Luis. Rival menor, entusiasta y pegajoso. Campo estrecho, corto y medio pelado. Concentración y mentalidad justa porque estos compromisos no motivan y tienen en la cabeza cosas más importantes, ya sea personales o con sus equipos. Además, mucho me temo que a partir de ahora que son campeones de Europa, los contrarios van a plantear todavía más batalla. No es cuestión de que puedan ganar o empatar. Ni siquiera hacer un gol, pero ya el mero hecho de no salir goleados será para ellos, los estonios, una derrota honrosa.

Y precisamente esta etiqueta de campeones es un acicate más. Los internacionales deberían asimilar que ahora tienen a medio mundo futbolístico pendiente de ellos. De su buena disposición táctica. De su juego de posesión, combinativo, alegre, ofensivo y con gran cantidad de recursos. Tantos que levantan dolor de cabeza a su propio técnico al elegir un once titular. Esta España de Del Bosque al completo tiene dos equipos. El técnico es fiel a sus principios y una vez recuperado Torres, volverá a jugar con dos delanteros. Y aunque le faltan Silva y Capel, ocupará las bandas con otros dos, Cazorla e Iniesta. Y parece que apostará por un pletórico Xabi Alonso como escudero de Xavi. A Senna le reserva para Bélgica, que es un poco mejor que Estonia. Un poco.