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Hay toreros japoneses...

Hay un torero japonés en Huelva y hay luchadores occidentales de sumo en Tokio. Pero choca lo uno y lo otro, tanto como lo sencillo que resulta acercarse a los astros del deporte nacional nipón. En verano no hay combates en el Kokugikan, estadio nacional, pero con suerte puede vérseles entrenar en las escuelas que le rodean, en Ryogoku. Conviene madrugar, porque los entrenamientos comienzan a las 8 y acaban a las 11. Los vecinos no saben demasiado de las escuelas y dan mejores pistas en los hoteles cercanos. Algunos ofrecen un mapa en el que figuran las beyas (establos de sumo), que se agrupan en varias manzanas. El resto es sencillo. Se llama a la puerta y se pide permiso al instructor. Se lo piensa, pero al final te invita a descalzarte y te acomoda a un metro del anillo de combate. Incluso te permite tomar fotografías sin flash. Algunas fans japonesas te acompañan. Nadie habla. Y entonces descubres que entre los siete luchadores hay un búlgaro, el torero japonés...