El respaldo de sus discípulos
Luis está en Madrid aunque su cabeza sigue en Estambul con ese equipo que cada semana pierde un jugador por lesión y no termina de enderezar el rumbo para pesar de una afición enfermiza que se cree que el Fenerbahçe es el Manchester United. Anda Luis enfadado con el mundo y sobre todo con la Prensa, sin distinción ni nombres propios. Achaca el sufrimiento de su familia -lo primordial en su vida- con el trato que le está dando. A Luis se le quiere o se le odia. A estas alturas, a sus 70 años, por desgracia ya no puede haber termino medio y después de siete Eurocopas y siete Mundiales sobre las espaldas sin escuchar el "We're the Champions" en honor de la Selección, uno ha hecho un pacto con el diablo y siempre tendrá a Luis en un pedestal. Puede ser síndrome de Estocolmo o simplemente cariño, con perdón. Como Guardiola a Xavi o Xavi a Guardiola, que se acaban de declarar amor eterno en público.
Evidentemente tiene actuaciones y reacciones como mínimo reprochables, pero siempre habrá que valorar el respeto y el cariño con el que de él hablan los que han sido sus futbolistas. Aquí están las palabras de Roberto Carlos y mañana leerán en AS una entrevista con el mejor jugador de Europa, Xavi, en la que se deshace en elogios para un técnico que le comprendió y le catapultó al podio. A él y a España. Y si preguntamos a Casillas, a Iniesta, a Torres a Puyol... nos dirían que les gustaría jugar en el Fenerbahçe para echar una mano a su maestro y amigo.