La mejor versión de Raúl llegó

Con noches como la de ayer, los debates sobre Raúl se habrían acabado hace tiempo. El capitán acostumbró a la afición durante años a que su juego era decisivo porque sobre sus espaldas recaía toda la responsabilidad, sobre esa espalda que ayer se volvió a señalar de forma reivindicativa. Sus goles servían para engordar una estadística encomiable, para reclamar un puesto en la selección o para asegurar que no estaba acabado. Y eso conducía a desgastes absurdos, ansias incontroladas y gestos enrabietados. Ayer, después de mucho tiempo, aparecieron sus goles y su juego de forma natural.

Curiosamente coincidió con un mal día de otros muchos. Por primera vez en semanas, el dúo De la Red- Van der Vaart estuvo espeso. La llamada mejor defensa del mundo tuvo media hora de traca y Van Nistelrooy ni apareció. Con ese panorama, sin los minutos de inspiración de Raúl, el Madrid habría perdido su segundo partido en Liga. Insisto, ayer el número siete aplaudió menos de cara a la galería, peleó igual y, además, marcó goles donde la calidad primó sobre el oportunismo. Puede que las rotaciones también tengan algo que ver. No hubiera estado igual de fresco si llega a jugar ante el Zenit. Bienvenido sea.