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Misión imposible para Kun

El Kun, el nuevo Romario, la joya del Calderón, la esperanza atlética, vivió su noche más triste. Mientras Messi reía, disfrutaba, conducía a su equipo y hacía diabluras, Agüero vivía en el desierto, abandonado ante la defensa blaugrana, sin balón, sin juego, con un equipo descompuesto y fallón, incapaz de generar fútbol. El duelo de los dos argentinos, como el partido, no tuvo color. Hay que rendir pleitesía a Messi por lo que hizo anoche. Es un supercrack. Pero también lo es nuestro Kun Agüero, aunque le tocara esta vez sufrir la goleada y la derrota. Pero habrá otros duelos y otros partidos para que Kun se reivindique como el fantástico jugador que es. Ayer no podía echarse el equipo a la espalda, sencillamente porque su equipo no existió.

Alos ocho minutos todos sabíamos que la misión del Kun Agüero era imposible. Ni siquiera un genio del fútbol como él podía cambiar el destino de un partido que nació torcido para el Atlético. Kun, mientras estuvo en el campo, fue un espectador más de la exhibición azulgrana. Le llegaron muy pocos balones y todos en muy malas condiciones. En una de las cosas en que acertó anoche Aguirre fue precisamente cuando decidió mandarle al banquillo. Era lo mejor. El Atlético estaba roto y el partido decidido. ¿Para qué arriesgar más al crack en el Camp Nou cuando se sabe que arrastra molestias? Aguirre tiraba la toalla y reconocía la impotencia de su equipo y que no había estado a la altura del envite. Kun no tuvo su noche, pero no fue suya la culpa.