Presidir el Athletic es otra cosa

Ya se había dejado claro aquí que la junta había perdido la oportunidad de gestionar bien la noticia del año, la ocurrencia de Joseba Etxeberria de regalar al club la campaña de su retirada. Jamás pensé que el día de ayer sería aún peor. Era la mañana para el protagonismo del futbolista, para que expresase los pormenores sobre su decisión. Estaba en ello, a punto de soltar la lágrima, cuando Macua lo estropeó. Le salió esa mala vena de quien se cree que por ser presidente del Athletic debe dominarlo todo, a medios incluidos. Liderar este club es otra cosa, en lugar de unir y convencer al entorno que tiene muchas dudas sobre su capacidad, lo suyo es imponerse. Se le ocurre hasta coartar la libertad de preguntar. Y ayer, con Etxebe, la de expresión.

Debió dejar el foco y la foto para el capitán, incluso levantándose de la mesa tras los halagos, algunos sin medida. "Él sí que engrandece la camiseta" (¿y el resto?) y "su trayectoria en años es inigualable" (¿Iribar y otros?), patinó. Macua tiene aún tiempo para mirarse al espejo, bajar a la tierra y escuchar a los que le rodean. Ni siquiera hablaron ayer de Lezama los que debían.