Doce años en el purgatorio
Para los veteranos del basket es una alegría que la nueva temporada ACB vaya a iniciarse en Zaragoza, con esta atractiva Supercopa. El regreso del CAI a la élite es como la vuelta del hijo pródigo al hogar, tras una larga penitencia. En el caso del CAI han sido 12 años alejado del mejor baloncesto. No se trata en realidad del mismo club, pero en la práctica es lo mismo. Lo esencial es que la capital maña recupera su sitio entre los grandes, y lo hace con el mismo espíritu que le reportó éxitos en el pasado: nexo entre las dos grandes potencias, Madrid y Barcelona, jamboree de todas las tribus, deseo de ofrecer grandes eventos a una afición numerosa y fiel que ha respaldado al equipo en la felicidad y en la tristeza.
El CAI Zaragoza del pasado, con José Luis Rubio al timón, tuvo momentos de enorme esplendor (dos títulos de Copa del Rey, dos terceros puestos en la Liga) y fue manantial de grandes jugadores, internacionales la mayoría de ellos. Allí se forjaron los hermanos Arcega (Fernando, José Ángel yJoaquín), los hermanos Angulo (Alberto y Lucio), Paco Zapata, Santi Aldama, Manel Bosch, Quique Andreu, Alfredo Fabón, Fran Murcia, Ruiz Lorente y allí jugaron extranjeros formidables, como Kevin Magee, héroe de la primera Copa ganada, y Mark Davis, MVP de la segunda. u euforia le causó la quiebra económica, en 1996, como ahora ha ocurrido en Girona con el Akasvayu. Ojalá el CAI vuele otra vez alto sin acercarse demasiado al sol.