Es muy fácil pitarle al Real Madrid

Es muy fácil pitarle al Real Madrid

El Madrid ganó en buena lid en El Sardinero y hasta Muñiz, que es un caballero, lo reconoció con naturalidad. Pero tanto en Riazor como en Santander ubiqué una chinita en el camino que para el Madrid lleva camino de convertirse en el Cañón del Colorado si los árbitros de Villar no cambian el chip. Ya sé que no hay directrices de despacho y que parece una ofensa hablar de los presuntos daños que pueda sufrir un grande como el Madrid por parte del colectivo arbitral. Pero los hechos hablan por sí solos. El domingo, la magnífica afición racinguista supo apretar desde la grada hasta lograr que Pérez Lasa manejase la dirección de su silbato a favor de la acción popular. Me explico. Hasta tres penaltis se pidieron en el área de Casillas. Ninguno era como quedó demostrado en las imágenes. Correcto hasta ahí. Pero resulta que el único que hubo fue el de Robben, tras bloquearle Marcano con su pierna izquierda. Agua.

Voy más lejos. El guipuzcoano mostró al campeón cinco tarjetas amarillas: Cannavaro, Heinze, De la Red, Van der Vaart e Higuaín. El Racing, a pesar de haber hecho 20 faltas, cuatro más que su rival, no recibió ni una sola amonestación. Basta repasar el vídeo del partido para analizar que a De la Red le sacaron tarjeta por la misma acción (agarrón) con la que Luccin se fue de rositas. Para agarrón, por cierto, el que le hizo Pereira a Robben, abrazándole e inmovilizándole como si fuese un bloqueo de balonmano. No hubo cartulina. Es fácil pitarle al Madrid.