Vicente debe gestionar la calma chicha
Ni siquiera Luis cuando llegó al cargo con un presunto consenso de la prensa, gozó de tantas simpatías como Del Bosque. Cierto es que nadie le ha regalado nada. Su educación, su forma justa de comportarse con los medios, tiene ahora recompensa. Pero todo este ambiente de bosques llenos de hadas buenas tiene un peligro y es que el halago debilita. No creo que sea el caso de Vicente pero, por si acaso, mejor recordarlo. Tampoco es recomendable una gestión con ausencia de crítica. En otras etapas, la chapuza del césped de La Condomina, ciertos cambios efectuados en la selección por Fernando Hierro o incluso el asunto Bojan, hubieran llenado páginas de periódicos y horas de radio y televisión. Son tantas las ganas de ayudar a Del Bosque, que se han medio tapado.
Ayuda también que el nuevo seleccionador, en la parcela deportiva, haya sido todo lo prudente y sensato que se presuponía. Pocos cambios, confianza en el bloque de Luis y cierto toque personal buscando el juego de banda que siempre le gustó. Y lo mejor: una declaración firme de intenciones sobre que el juego de toque es irrenunciable, por mucho que no le guste al innovador Javi Clemente. Por cierto, elegante y discreta respuesta de Vicente al entrenador del Murcia. Pero, por poner un poco de agua al vino, hecho de menos en esta primera concentración de la temporada ese grado de motivación extra que presidían los entrenamientos de Luis. Cierto es que el carácter ganador a un equipo se le puede imprimir desde la arenga exacerbada o desde la mesurada reflexión.