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Vicente es sapiencia y bondad

Sus ruedas de prensa no dejarán grandes titulares, tampoco esperen cambios para que sepamos que él es diferente a Luis Aragonés. Nunca le pudo la soberbia ni las ganas de figurar. Todo lo contrario. Tuve el privilegio de conocerle como jugador y luego en su larga estancia en la sombra cuidando la cantera del Real Madrid. Mostró la misma afabilidad que cuando fue campeón de Europa, ya en el banquillo. Y ahora se repetirá la historia. Vicente del Bosque no necesita aparcar su coche de lujo a varias manzanas de una concentración de obreros en huelga para darles su apoyo. No tiene nada que esconder y por eso no renuncia a sus orígenes de clase humilde y a sus ideas progresistas. Pero tampoco le verán presumir de ello.

Todo esto lo digo para que nadie se equivoque: Del Bosque es un entrenador, no un showman. La extraordinaria labor de Luis no podía tener mejor prolongación. Como Aragonés, Vicente es un hombre de fútbol de los de antes, que no antiguo, con unos códigos de vestuario inquebrantables. Le diferencia que tiene menos chispa para el chascarrillo y más mesura para evitar meterse en charcos. En Murcia veremos hoy una fotocopia de lo que disfrutamos en la Eurocopa, al margen de lesiones y pequeñas variantes tácticas. A Del Bosque también le gusta que traten bien el balón. Y como Luis, considera básico, primordial, fortalecer la idea de grupo, dejando que los jugadores sean los protagonistas. Suerte.