Bolt, un auténtico profesional

Bolt, un auténtico profesional

Doce carreras en un programa de menos de dos horas. Doce carreras con treinta minutos trepidantes, lo que tardaron en resolverse. Entre unas y otras, saltos de Isinbayeva y de Vlasic, auténticos iconos del atletismo femenino; también, lanzamientos de hercúleos nórdicos. Había que dar espectáculo y Zúrich lo dio. Como suele ser. Zúrich nunca defrauda. Cada año organiza la gran fiesta del atletismo. Y si no hay récords, que esta vez Pekín los dejó muy caros, la gente se lo pasa igual de bien viendo a los mejores atletas del momento. Sobre todo si asumen su protagonismo y ejercen de estrellas antes y después de su actuación. En esto Bolt es un auténtico profesional. La gente paga por verle y ¡vaya si le ve!

Ayer no estaba muy por la labor del récord. No es que no quisiera, es que no estaba para conseguirlo. Y menos con la salida que hizo. La peor de todos los corredores. Después de una gran competición los atletas pierden sensaciones y eso se les nota mucho en la pista. Isinbayeva tampoco estaba ayer para hazañas. Ni siquiera intentó su ya tradicional récord. Pero al menos ganó, que hubo más de un campeón olímpico derrotado por eso de que la gloria les sacia y colma. Sólo hubo un marcón, el de Pamela Jelimo. Su carrera nos hizo retroceder a los tiempos de Kratochvilova (1983) y Olizarenko (1980), cuando la mujer corría en menos de 1:54 los 800 metros. Si realmente Jelimo tiene 19 años, tiempo tiene por delante para hacer historia.