Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

Bajo el síndrome de Robinho

Se presumía noche toledana en el Bernabéu por lo de Robinho, pero también por lo de Cristiano y por lo ocurrido en la ida de la Supercopa. Es de esos días que el aficionado va más predispuesto a la bronca que a los aplausos. Vamos, que se palpaba excesiva tensión para estar, como estamos, en los inicios. Aunque Schuster había decidido sacar toda la artillería, sólo había focos para Robinho. ¿Fue un error convocarlo? Estrategias del club. Lo cierto es que la eliminatoria ya estaba marcada por su extravagante forma de reivindicar la salida. Tampoco sería justo cargar todas las tintas sobre él. En la ida no había soltado nada por esa boquita y el atasco en el juego había sido similar. Es malo que el protagonismo esté fuera del rectángulo de juego.

Sin embargo, la grandeza del fútbol es que los pitos se tornan en palmas si los que corren ahí abajo ponen lo que hay que poner. Tal fue el grado de revolución que metió al partido Robben que hasta el mencionado Robinho acabó saltando y festejando lo goles de su equipo, tras realizar un esfuerzo máximo con dos jugadores menos. ¿Eso quiere decir que ya se había olvidado del Chelsea? No, eso quiere decir que cuando están el balón y los jugadores, sin intermediarios, sin miserias interesadas, se pueden producir milagros como el que vimos en el Bernabéu. Remontada épica y los dimes y diretes del comienzo quedaron en nada, en fuegos de artificio comparado con la magnitud de una victoria que reconcilió a público y jugadores.