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El comienzo de una nueva etapa

La Supercopa coincide con un cambio de ciclo en el Valencia. No sé si será deportivo o sólo económico y de gestión. Y de eso se trata: que la era post Soler se inaugure con un título mayor. Porque ganarle al Madrid siempre es un título o un triunfo mayor. Iba a escribir que el Valencia lleva mucho tiempo de fatalidades y noticias extradeportivas y que la victoria en la Supercopa sería una cucharada de azúcar en tanto amargor. Sin embargo, me acuerdo de que en abril se ganó la Copa del Rey, que tiene más calado que lo de hoy, porque hay que trabajárselo más. Si bien es cierto que el Madrid es mucho más toro que el Getafe. Pero aquella Copa del Rey fue una especie de alegría con miedo; un 'coitus interruptus'. La gente estaba más asustada por la posibilidad real de descender a Segunda que por la alegría de ganar la Copa.

Se ganó y al partido siguiente en San Mamés el Athletic le dio una paliza a los de Koeman, que estaba cesado antes de jugarse la final y tras ella (lo salvaron Baraja y Marchena en un paseo nocturno con el vicepresidente Salom). Fruto de ello, los jugadores y las peñas no quisieron celebrar la Copa. Ahora es otra cosa: principio de temporada, aparato de mando nuevo, sin la soga de Soler, con la ilusión de Soriano y Emery. Y será una temporada histórica. Es la última del viejo Mestalla y regalarle, al menos la Supercopa, sería una guinda. El 3-2 de la ida es bueno para el Valencia y para el Madrid; pero si los de Schuster juegan tan poquito como en Mestalla, el título puede ser valenciano.