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El tesoro y la servidumbre del campeón

Comenzamos a ver los efectos del campeonato ganado en Austria. Ahora todos morderán para ganar al campeón. Se acabaron los amistosos. A los daneses, ayer, les iba la vida en cada balón. La presión sobre Xavi fue asfixiante, desproporcionada, como las patadas a Villa y Torres. Nos tienen tomada bien la matrícula. Lógico. En esas circunstancias resulta difícil desplegar un juego brillante, de toque. Esto es un aviso serio para el difícil camino que nos espera en la fase de clasificación para el Mundial. En Copenhague, por primera vez, sufrimos el peso de ser campeones, algo que en nuestro entorno padecieron antes Italia o Francia. Pero tenemos un precioso tesoro: el carácter ganador que ha dejado como legado Luis Aragonés.

Y la mejor forma de gestionar ese patrimonio era poner en manos de Vicente del Bosque la Selección. Gran acierto. Con él está asegurada la continuidad, el gusto por el fútbol bien jugado, la sensatez. Pero algo más importante: Vicente gestionará la euforia por el triunfo logrado en Viena. De otra forma no se entiende que los jugadores españoles trabajaran ayer a destajo cuando los daneses nos apretaron las clavijas en el inicio de encuentro. Y ese sacrificio tuvo su recompensa en la segunda mitad, cuando se les acabó la gasolina a los rivales. Ahí aparecieron de nuevo Xavi, el toque, la precisión y la calidad, el 0-3 final. También se vio que este grupo no ha tocado techo, que sigue teniendo mucha hambre de triunfos. No queda más que disfrutar.