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Robinho no apareció en Mestalla

Se le esperaba, sobre todo después de haber protagonizado uno de los culebrones más sabrosos del verano, pero no estuvo. Si Robinho ha dejado de estar enfadado lo disimula muy bien. Sin chispa, falto de ritmo y poco participativo, así se mostró en todo momento. Bien es cierto que tampoco le buscaron mucho. Ocurrió lo contrario de lo que intuíamos. Tras los últimos rumores, pensábamos que veríamos a un Robinho enrabietado y reivindicativo. Pero no. Tampoco apareció el jugador que según Schuster había trabajado a tope durante la semana. Y es que el brasileño entiende el fútbol como una diversión y para que eso se vea reflejado en el campo necesita ser feliz. Desde lo más alto de Mestalla daba la impresión de que no era feliz...

Toca recuperarle lo antes posible, y eso será labor de Bernd Schuster. El técnico se lo debe tomar como si le acabaran de realizar un nuevo fichaje, más sabiendo que ya no llegará ningún otro jugador a la plantilla, según avanzaba Ramón Calderón en el palco del estadio de Mestalla. Y la mejor forma de convertir a Robinho en su mejor versión puede que no sea señalándole con el dedo a las primeras de cambio. En Valencia parecía que el alemán lo hacía con él y con Salgado, cuando llegó el aluvión de juego y goles valenciano y ambos fueron sustituidos por Robben y Sergio Ramos. Sea como fuere, y lejos de despejarse incógnitas, el partido de ayer alimenta más la incertidumbre sobre el futuro de Robinho. Por lo de ayer, diría que la cosa no pinta bien.