Toda una lección de carácter

Empate a 72 en el marcador, seis segundos por jugar y balón para España. El maestro Ignacio Pinedo habría dicho: "No hay droga que supere esto". Pero Aíto decidió ponerle una dosis más de emoción: solicitó tiempo muerto y encomendó al benjamín, Ricky Rubio, el que se jugara aquel balón decisivo. Cuatro hombres abiertos y entrada a canasta de Ricky que falla la bandeja. Era la prórroga. Era también una demostración de carácter, valentía y visión de futuro en el equipo español.

Pocos técnicos habrían sido tan osados teniendo a su disposición hombres como Pau Gasol, Navarro, Calderón, Rudy y tantos otros. Aquel gesto del seleccionador español era toda una definición de su filosofía, la que le ha valido ser considerado el mejor de los preparadores españoles en la actualidad. Además, en aquella entrada, a Ricky no le tembló la mano, el balón no entró pero estuvo a punto de ser canasta. Y en el suplemento tanto nuestro equipo como el benjamín tuvieron recompensa. Ricky ganó balones cruciales en defensa y la victoria ante China se consumó con brillantez. Nuestro genial pequeñín y nuestra colosal escuadra crecen al unísono.