Benjamín de lujo, entre colosos
El arranque del torneo olímpico ha ratificado las esperanzas y el potencial de la Selección. La victoria sobre Grecia fue de valor poliédrico, con muchas facetas positivas. En primer lugar, claro, el hecho de arrancar con un triunfo y quitarse los nervios del debut. En segundo, confirmar una vez más el hecho de que las rotaciones que impone Aíto permiten mantener una intensidad de juego en ataque y defensa, que los rivales difícilmente pueden soportar. Ante Grecia brilló de forma especial la faceta defensiva con un catálogo de tácticas, que desarboló los esquemas helenos. Tan sólo las individualidades de Spanulis causaron problemas. Pero Grecia jamás estuvo realmente en el choque porque España no le dejó entrar.
Lo mismo que el equipo, nuestro benjamín, Ricky, se ha quitado de forma positiva la tensión del estreno. Cuando entró en pista, los griegos le presionaron con fiereza, arrebatándole un par de balones, pero Aíto tuvo el buen sentido de mantenerle en cancha, con lo cual fue tomando el ritmo del juego y le puso incluso la puntilla, con un triple que llevaba mensaje: "Si el pequeñín vale tanto, es que el equipo es muy grande".