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Villalonga se marcha sin estilo

Juan Villalonga llegó sin estilo deportivo (humillando a Emery con lo de Aragonés) y se va sin estilo personal: enchufando el ventilador. Confieso que de mis muchas conversaciones con él, resulta un hombre que te seduce. A mí me detalló algunas ideas muy interesantes, si de verdad las podía realizar. Pero Villalonga, que le cayó en gracia a la gente, ha perdido la oportunidad de irse como un señor y dejarse la puerta abierta. Su comunicado fue demoledor en su contra. Y eso que José María Más se lo suavizó. Villalonga no tenía nada que ganar con esa sucesión de veladas acusaciones (sin pruebas) de mal perdedor. Y tampoco era necesario que exagerara la nota con su valencianismo de corazón. Todos sabemos que no lo es y pregonarlo así, le quita credibilidad.

Si hubiera venido a Valencia, demostrando que tenía el dinero, hubiese hecho la oferta a los Soler y se hubiese marchado con elegancia, sería una opción de futuro. Soriano y Villalonga ahora se tiran balas. Les recuerdo a ambos lo siguiente. A Villalonga lo trajo Soriano. Según Villalonga, lo hizo como intermediario remunerado y le ofreció el paquete de Soler por 85 millones. Según Soriano fue para comprarlo a medias, pero luego se dio cuenta que Villalonga no quería poner ni uno. Y otra cosa: de los dos el único que tiene invertido dinero en el club (20 millones) es Soriano. El otro se ha llevado cinco de Soler por el primero de sus dos incumplimientos. Por el camino se quedó una pieza interesante: Enrique Lucas Romaní. Un caballero valencianista.