Un intruso en el mundo de los Van

Un intruso en el mundo de los Van

Juanma Trueba tituló una vez una crónica del Tour de Francia así: "Van der Freire". Si hubiera sido futbolista le hubiéramos bautizado Freirinho; o si se hubiera dedicado al baloncesto, Freirevic. En ciclismo, poner el Van delante de cualquier apellido también define muchas cosas. Enseguida pensamos en ciclistas grandotes, en potentes rodadores, en provocadores de abanicos, en lanzadores de sprints, en vencedores de clásicas, en velocistas poderosos como este Gert Steegmans que ganó ayer en París... Y también en líderes de la regularidad del Tour: si observamos el cuadro de la página de al lado, Bélgica ha ganado 19 veces el maillot verde. No hace tanto, estos hombretones sometían a nuestros ciclistas a un sufrimiento extremo durante las etapas llanas de la primera semana.

Freire tiene todas estas cualidades habiendo nacido en Cantabria. Es un bicho raro en nuestro ciclismo, aunque también la confirmación de que España ya compite sin complejos en cualquier especialidad. Cincuenta años antes también tuvimos un Freire, un pionero al que este país de escaladores quizá no supo entender: se llama Miguel Poblet. Van Poblet. Y aún no es tarde para darle las gracias.